Lactancia MATERNA
Con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia Materna queremos dar visibilidad a este ejercicio de amor puro, de instinto, de nutrición y de apego que las madres ofrecen a sus recién nacidos.
Con este post no queremos dar consejos sobre la lactancia y mucho menos juzgar a quienes por decisión propia o por diversas circunstancias no pueden practicarla, simplemente deseamos homenajear a todas aquellas madres que, a pesar de las adversidades, de la dureza y de la exigencia que requiere la lactancia, siguen adelante día a día, con el único fin de alimentar a sus bebés y sentir el amor más puro que puede existir.
¿Daré pecho? Es una de las primeras preguntas que se hace una madre primeriza al saber que en nueve meses tendrá un bebé entre sus manos. Hasta ese momento nunca antes se lo había planteado, quizá porque en España y al aire libre, es algo que todavía socialmente no está muy bien visto. Ese momento en el que hay que sacarse un pecho y el bebé se agarra a modo ventosa, algo natural para madre e hijo, que todavía levanta susurros, miradas indiscretas y desaprobación.
Teniendo en cuenta que quien escribe estas líneas no tienen ni la más mínima experiencia en esta materia (no soy madre) y que su única voluntad es felicitar a todas las madres lactantes por el esfuerzo tan enorme que realizan, disculpas de antemano si se está cayendo en tópicos y no se profundiza más sobre los beneficios y “desventajas” de la lactancia materna.
Lo que está claro es que es algo que solo puede hacer la madre, una relación que inicia con su bebé y que solo ellos decidirán cuándo es el momento de dejarlo, sin importar el qué dirán o si el bebé ya tiene edad de ir a la escuela y sigue necesitando esa conexión con su madre.
Que la lactancia materna es una fuente de alimento muy importante para el desarrollo de los recién nacidos, así como para prevenir futuras enfermedades tanto en el bebé como en la madre, por todos es conocido. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda, siempre que sea posible, dar el pecho como alimentación exclusiva hasta los seis meses y complementarla hasta los dos años de edad, sin embargo, cada bebé es un mundo y cada madre lactante otro.
Cada vez son más las madres que alzan su voz para dar a conocer el “lado malo” de la lactancia, sin embargo, la mayoría están de acuerdo en que el dolor, el agotamiento, la sujeción, la falta de sueño, la dificultad a la hora de conciliar su vida social, laboral y en pareja, merece la pena después de cada toma.
Por eso, desde aquí os animamos a no rendiros en esos momentos de desesperación y frustración, cuando el agarre se os resiste, cuando solo sentís dolor por la mastitis y vuestro cuerpo está al límite de cansancio, y si finalmente no podéis llevar a cabo la lactancia materna, queremos decir que sois igual de valientes porque alimentar a vuestro bebé sea con biberón o con alimentación complementaria, es uno de los gestos de amor más bonitos que podéis ofrecer a vuestros hijos.